lunes, 20 de octubre de 2008

ESCENA 1.

(Oscuro.)

Narrador 3 - En un lugar de la mancha de cuyo nombre…

Narrador 1- No quiero ni acordarme…

(Iluminación gradual.)

Narrador 2- Vivía no hace mucho tiempo un generoso y noble caballero…

(Música de caballería. Entra caballero armado)

Narrador 3- De los de lanza en astillero y escudo antiguo de cuero…

Narrador 2- Su complexión era la de un hombre fuerte…

Narrador 1- (Burlándose) ¿Hombre fuerte? ... Tenía el hidalgo unos cincuenta años… era delgado, enjuto de rostro, seco y de pocas carnes…

(El caballero desaparece y entra escena Don quijote. Camina ensimismado con la mirada perdida.)

Narrador 3- Era gran madrugador y amigo de la caza.

Narrador 1- Era…

(Don Quijote se dirige al librero, abre un libro y lo revisa con desesperación como buscando algo.)

Narrador 2- Pasaba los ratos de ocio…

Narrador 1- Que era casí todo el año…

Narrador 3- Leyendo libros de caballería…

Narrador 2- Lo hacia con tanto gusto y afición…

Narrador 1- …que olvido el oficio de la caza y la administración de su hacienda, llegando incluso a vender parte de sus tierras para comprar (despectivo) esos libros de caballería. ¡Pobre loco! ¡A tanto llegó su curiosidad y desatino!

(Don quijote muy concentrado en la lectura. Entra corriendo un grupo de malandrines, quien sigilosos intentan esconderse. Los persigue “el caballero”)

Caballero- ¡Deteneos bellacos! Pagarán cara su osadía.

Malandrín- Vuestra acusación es injusta…

Malandrín 2- Nada malo hemos hecho…

Caballero- Hurtar es una fechoría… Mostradme lo que ocultáis en las manos.

Malandrín 1- Os conviene fingir que no nos ha visto…

Malandrín 2- Parte del botín podría ser vuestro…

Caballero- ¿Queréis acaso corromper a un caballero?

Malandrín 1- Tomadlo como un donativo para buenas causas…

Malandrín 2- O para obsequiar una bella joya a vuestra doncella…

Caballero- No hay manera de hacer flaquear a un caballero… ¡Mostradme lo que ocultáis en las manos!

Malandrín 1- Si es voluntad vuestra… (ambos malandrines sacan su espada) que el destino lo decidan las espadas…

(Duelo de espadas entre malandrines y el caballero. El caballero pierde su espada en la batalla y ambos malandrines están a punto de matarlo, pero… )


Ama- ¡Mi señor!… ¡mi señor!… ¿No se ha dormido aun?

Quijote- Un caballero debe estar en vigilia… sobre todo en tiempos de injusticia y desesperanza…

Ama- ¿Sigue leyendo esos libros?… sus ojos necesitan descanso… su mente quietud…. tanta lectura le va a…

Quijote- (Emocionado)…Me va a preparar para emprender la mayor de las aventuras, por que mientras exista la villanía y la deshonra… habrá una lanza justiciera que defienda a los menesterosos… ¡procurar la libertad y la honra son mis designios!

Ama- Mi señor… lo siento… pero es tiempo de conciliar el sueño… (Sopla y apaga la veladora )

Quijote- Para eso se nace caballero… (Va bajando el volumen de su voz) Y la lucha no es en vano cuando el ideal es supremo…










ESCENA 2.

Escena simultanea. Don Quijote en su biblioteca camina meditabundo. En otro lugar de la casa están reunidos la sobrina, el ama, el padre Pedro Pérez y el barbero Maese Nicolas.

Sobrina- …Yo lo he visto hablando solo… haciendo a la vez varias voces… Se hace preguntas y se contesta a sí mismo… discute y a veces se insulta vociferando maldiciones…

Don Quijote- mmmm Cabrelijo…. Cabrepumo…. ¡Cabretoldo de la mancha! No no… ese no… (molesto) ¡Es horrible!

Ama- Lo mas grave fue cuando rompió con la escobilla todas las lámparas… decía que esos engendros eran las crías del dragón Darlantan…

Sobrina- ¡Padre Pedro! ¿Esto es acaso una obra de Satán? (asustada) ¡Oh Dios mío!…. ¡Mi pobre tío poseído por el maligno! ¿Qué vamos a hacer?

Don Quijote- …Alonso… Alonsoco… Alonsomo…. ¡Alonserjo!….!Eso es! ¡Alonserjo corazón de rumiante! … mmm ¿rumiante? No, no, ¡no!

Pedro Pérez- No hay por que alarmarse… En nuestro querido don Alonso no existe maldad... Lo que sucede es que el exceso de lectura… le ha atrofiado el sentido común.

Sobrina- ¿Y como es que se atrofia el sentido común?

Maese Nicolás- Quiso decir que de tanto leer el señor Quijano ha perdido el juicio, se le ha secado el cerebro…ha quedado demente, chiflado, orate… yo por eso he dejado de leer…
Don Quijote- Quijano…. Quijeno… Quijada… Quijote…. (emocionado) ¡Quijote!... ¡Me gusta!... ¡Don Quijote de la mancha! ... El más noble hidalgo que jamás existió.

Ama- Debemos destruir esos libros padre… solo esa solución encuentro.

Pedro Pérez- Tendremos que revisar cuales son realmente nocivos…

Ama- Todos son de caballería, encantamientos, batallas, amores, tormentas y disparates imposibles…

Maese Nicolas- ¡Destruyamos todos!…que no quede ninguna de esas malditas letras que tanto han embrutecido a nuestro noble señor…

Sobrina- Todo sea por su bien…

Ama- Todo sea por su bien…

Todos- ¡Todo sea por su bien!

Quijote- (levanta la lanza triunfante) ¡Todo sea por el bien de la humanidad!
(Oscuro)
Escena III.

Narrador 1- Ya rematado en su juicio, se le vino a ocurrir la más extravagante idea que ningún loco en el mundo concibiera antes. (Burlándose) Creyó conveniente y necesario hacerse caballero andante (ríe)

Narrador 2- Una mañana, que era de las más calurosas de Julio…

Narrador 3- Sin dar cuentas a nadie, salió al campo…Y tal como lo habían hecho los héroes de sus lecturas…

Narrador 2- Decidió irse por todos los caminos con sus armas y su caballo en busca de aventuras…

(Aparece Don Quijote galopando sobre Rocinante)

Quijote- Dichosa edad, y siglo dichoso aquél adonde saldrán a luz las famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronces, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas, para memoria en lo futuro. ¡Oh tú, sabio encantador, quienquiera que seas, a quien ha de tocar el ser cronista de esta peregrina historia! Ruégote que no te olvides de Rocinante, mi buen compañero eterno mío en todos mis caminos y carreras.

Narrador 1- (Tono burlón) ¿Rocinante? Así le puso de nombre a su caballo huesudo y achacoso…

Narrador 2- (Dirigiéndose a narrador 1) Para Don Quijote era mejor que el Bucefalo de Alejandro…

Narrador 3- Mejor que el Babieca del Cid…
(Rocinante, cansado se resiste a continuar la marcha.)

Narrador 1- Mejor ni les cuento las vergüenzas y lastimosas desventuras que hizo pasar al viejo esa bestia venida a menos.

Quijote- ¡Andando Rocinante!... ¡Camina mi glorioso corcel! ¡arre mi buen rocin!...Te pido que camines ¡por vuestra señora Dulcinea!…

Narrador 1- (Corrigiendo a Don Quijote) Aldonza…

Narrador 2- Dulcinea del Toboso

Narrador1- Al-don-za… Aldonza Lorenzo… así se llamaba esa moza labradora…

Narrador 3- Quien era la musa inspiradora de Don Quijote… de quien estaba enamorado y a quien consideraba princesa y ”La señora de sus pensamientos”

Narrador1- (Ríe) Perdido… estaba el pobre… (Don Quijote sigue dando vueltas con rocinante. Ha perdido la ruta)

Quijote- No temas el extravió… Todo camino lleva a un lugar Rocinante… Todo lugar promete una aventura…
ESCENA V .

Narrador 1- Casi todo aquel día caminó sin acontecerle cosa que de contar fuese, de lo cual se desesperaba, porque quisiera topar luego luego con quien hacer experiencia del valor de su, supuesto, brazo fuerte.

Narrador 2- Anduvo todo aquel día, y al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre.

Narrador 3- Miraba a todas partes para ver si descubra algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad. Vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera una estrella.

Narrador 2- Diose prisa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía.

Anochece. Don Quijote y rocinante, exhaustos, continúan cabalgando. Se dirigen hacia una venta. Hay dos mozas en el exterior.
Don Quijote- ¡Hemos llegado Rocinante!... ¡El castillo de Monteluz engalana nuestra vista y de igual manera, las dos bellas doncellas que nos aguardan… (Sonido de trompetas) fanfarrias y trompetas triunfales anuncian nuestra llegada… Sin duda, es el preludio de la ceremonia donde me armaran caballero. (Don Quijote acelera el trote)
Moza 1- (Le dice a su compañera con miedo) Llamad al ventero… Un peligroso extraño se aproxima…

Moza 2- (Se santigua) ¡Por Santiago apóstol!
Don Quijote- Non fuyan las vuestras mercedes, ni teman desaguisado alguno; ca a la orden de caballería que profeso non toca ni atañe facerle a ninguno, cuanto más a tan altas doncellas como vuestras presencias demuestran.
Moza1- (Ríe) Vuestras palabras son complicadas, pero agradezco tan extraño elogio…

Don Quijote- Mi corcel y yo hemos cabalgado todo el día, difícil empresa ha sido encontrar vuestro glorioso castillo.

Moza 1- ¿Castillo? (Ríe) Esto no es un castillo…

Don Quijote- ¡Común!… Yo lo se… Monteluz no es un castillo común… La historia que guardan estas cuatro torres de luciente planta fue escrita con tinta de heroísmo y valentía…

Moza 1- Señor mío, lamento deciros que…

Don Quijote- Os pido doncella me conduzcas ante vuestro rey…

Moza 1- Está usted desvariando… ¡Ha errado el camino… y el juicio!... Aquí no es un castillo ¡Y no hay ningún rey!

(Sale Ventero y Moza 2)

Ventero- ¡Bienvenido sea vuestra merced! Señor caballero, ha llegado al lugar indicado descanso, alimento y bebida aquí encontrará en abundancia.

Don Quijote- Para mí, señor castellano, cualquiera cosa basta, porque mis arreos son las armas, mi descanso el pelear, mi alimento es ayudar a los menesterosos, y mi sed queda saciada con justicia…

Moza 1 y 2- (Al ventero en voz baja) ¡Está loco!

Ventero- (En voz baja) ¡Callad mujeres!… Seguidle el juego…

Ventero- Permítame socorredle noble caballero… (El ventero le ayuda a bajar del caballo) Guardaré su caballo en el establo…

Don Quijote- Tenga usted sumo cuidado con mi corcel… es la mejor pieza que come pan en el mundo….

Ventero- Despreocúpese, yo se bien del trato a estos finos animales… además, estará bien resguardado… (a las mujeres) Y ustedes que esperan para atender a este noble caballero… Ayudadle a quitarse la armadura…
(Las mozas le acercan una silla y le ayudan a quitarle la armadura)
Don Quijote- (Al ventero) ¿Cuando me presentáis con vuestro soberano?

Ventero- mmmm… Se encuentra indispuesto… atendiendo otros menesteres… en campaña… usted sabe como son estas cosas de… combatir a los infieles… o a los fieles… o… Usted sabe con son esas cosas…

Don Quijote- Yo entiendo a la perfección…

Ventero- Su majestad me pidió personalmente que lo atendiera como usted se merece.

Don Quijote- Dígale que agradezco tan finas atenciones… Yo sabía bien de su hospitalidad…

( Las mozas continúan quitándole la armadura. )

Don Quijote- Nunca fuera caballero
De damas tan bien servido
Como fuera don Quijote
Cuando de su aldea vino:
Doncellas curaban dél;
Princesas, del su rocino.

(La moza 2 batalla para quitarla el yelmo a D. Quijote y le pide ayuda a la moza 1)

Moza 2- ¡Ayudadme con el yelmo!

(Ambas se esfuerzan para quitárselo, pero no pueden)
Moza 1- Es imposible quitarle el yelmo a vuestra merced.
Don quijote- Dejádmelo puesto doncellas, que es como si fuera parte de mi rostro.
Moza 2- ¿Y cómo haremos para daros de comer y beber?

Moza1- Con esa cosa puesta, será imposible…

Ventero- No hay ningún problema que el ingenio no resuelva. Apuraos con la comida que nuestro gallardo caballero necesita alimentarse bien para poder cumplir con su cometido.

Don Quijote- Tiene usted razón: “El trabajo y peso de las armas, no se puede llevar sin el gobierno de las tripas.”

Ventero- Aquí lo consentiremos con los mejores manjares. ¡Traed el bacalao y el pan!

Moza 1- ¿Bacalao?

Ventero- Si, traedlo…

Moza 2- (En voz baja) Pero… ya esta malogrado, señor…

( Ventero hace la seña de que guarde silencio.)

Ventero- ¡Traedlo!
Moza 1- (En voz baja) y el pan está duro…
Ventero- ¡Traedlo he dicho!
( Las mujeres salen de escena, “entran a la cocina”)
Ventero- (A Don Quijote) Va a usted a probar el mejor bacalao de la región.
Música. Las mozas acercan una mesa, con la comida, el vino y los cubiertos. Mientras tanto los narradores describen lo ocurrido.
Narrador 3- Pusieronle la mesa a la puerta de la ventana para que estuviera más fresco.
Narrador 1- Le sirvieron una porción de bacalao descompuesto y mal cocido y un trozo de pan negro y mugriento como sus oxidadas armas.
Narrador 2- Como aun permanecía con el yelmo puesto. Las mozas tuvieron que ayudarle a comer.
Narrador 3- Y no le hubiera sido posible beber, a no ser por el ventero que valiéndose de un tubo de caña pudo hacer llegar el vino a su boca.
Música. Don Quijote platica mientras come y bebe con ayuda del ventero y las mozas.
Narrador 3- La única preocupación de Don Quijote era ser armado caballero.
Narrador 2- Pensó que el señor de aquel…
Narrador 1- (Hace la seña de entre comillas) “castillo”
Narrador 2- Podía otorgarle dicho favor.
(Sorpresivamente, Don Quijote se hinca ante el ventero.)
Don Quijote- No me levantaré jamás de donde estoy, valeroso caballero, fasta que la vuestra cortesía me otorgue un don que pedirle quiero, el cual redundará en alabanza vuestra y en pro del género humano.
Ventero- Dígame en que puedo serviros.
Don Quiojote- Mañana me habéis de armar caballero para poder ir por todas las cuatro partes del mundo buscando aventuras, en pro de los menesterosos.
Narrador 1- El hombre que era un poco socarrón y empezaba a sospechar la locura de Don Quijote. No dudo en aceptar.
Ventero- (Falso, burlón) Anda usted muy acertado, lo que desea y pide es algo propio y natural de los caballeros, me honra usted al solicitarme dicha encomienda.
(Don Quijote regresa a la mesa y continuará bebiendo vino y comiendo pan.)
Don Quijote- Esta noche, como es la costumbre de los caballeros, en la capilla deste vuestro castillo velaré las armas.
Ventero- Señor… en... este castillo no hay capilla alguna donde poder velar las armas.
Don Quijote- ¿Cómo es posible? ¿Un castillo sin capilla?
Ventero- ¡Sí!…Sí tenía… Claro que sí tenia… Este castillo tenía su propia capilla….pero… la derribaron para hacerla de nuevo…
Don Quijote-¿Dónde velaré mis armas entonces?
Ventero- Yo he leído que muchos caballeros por necesidad han velado sus armas en cualquier lugar… si gusta puede velarlas en el patio… mañana, siendo Dios servido, se harán las debidas ceremonias, y usted quedara armado caballero.
Don Quijote- Gracias, es usted muy generoso…
Ventero- Para mí es un honor serviros… Señor mío, lo dejo para que haga lo propio con vuestras armas…Si necesita algo, llámeme… ¡Buenas noches!
Don Quijote- ¡Buenas noches!
(El Barbero se retira momentáneamente y regresa)
Barbero- Hay algo que quiero preguntarle…
Don Quijote- Lo escucho señor…
Ventero- ¿Trae usted dineros?
Don Quijote- ¿Dineros?... Nunca he leído que los caballeros andantes trajeran dineros.
Ventero- En las historias de caballeros no se escribía por que les parecía a los autores que no era menester escribir una cosa tan clara y tan necesaria. Todos los caballeros andantes de los que están llenos y atestados muchos libros, llevaban bien herradas las bolsas por lo que pudiese sucederles.
Don Quijote- He estado engañado al respecto.
Ventero- (Desilusionado) Entonces… ¿No trae dineros?
Don Quijote- No, no…No me explico como un escritor puede omitir esa parte… Tendré que tomar en cuenta ese asunto para próximas jornadas…
El ventero molesto recoge la comida y el vino. Le quita a Don Quijote un pedazo de pan que esta a punto de meterse a la boca.
Ventero- (De mala gana) Mañana a primera hora lo armaré caballero… mientras más pronto abandone el castillo, mejor… (El ventero sale enojado.)
Don Quijote- Tiene usted mucha razón, no hay tiempo que perder cuando un guerrero tiene que encaminarse a entablar sus combates…
Narrador 2- Don Quijote reunió todas sus armas, las puso sobre el pozo de la venta y comenzó a pasearse alrededor con movimientos arrogantes y ceremoniosos.
Narrador 1- El ventero contó a todos cuantos estaban en la venta la locura de su huésped. Y curiosos lo miraban desde lejos, admirándose de tan extraño género de locura.
Narrador 3- Antojósele en esto a uno de los arrieros que estaban en la venta ir por agua para sus mulas, y fue necesario quitar las armas de don Quijote, que estaban sobre la pila;
Don Quijote al ver que el arriero quita las armas lo enfrenta.
Don Quijote- ¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada! Mira lo que haces y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento.
El arriero lo ignora, ríe y sigue quitando las armas.

Arriero 1- Tus armas deben estar en el suelo y no estorbar a los que usamos la pila.
Don Quijote se molesta, alza la lanza a dos manos y se dispone a atacar el arriero.
Don Quijote- Acorredme, señora mía, en esta primera afrenta que a este vuestro avasallado pecho se le ofrece. ¡Dejad mis armas malandrín!
Don Quijote da un gran golpe al arriero1 en la cabeza, y este, cae al suelo inconsciente.
Don Quijote recoge sus armas, las vuelve a colocar en la pila, y continúa paseándose.
Narrador 2- Sin saberse lo que había pasado, llegó otro arriero con la misma intención de dar agua a sus mulos y, llegando a quitar las armas para desembarazar la pila, sin hablar don Quijote palabra y sin pedir favor a nadie, alzó otra vez la lanza.
Don Quijote- ¡Oh señora de la fermosura, esfuerzo y vigor del debilitado corazón mío! Ahora es tiempo que vuelvas los ojos de tu grandeza a este tu cautivo caballero, que tamaña aventura está atendiendo.
Don quijote golpea al arrierro2 y este se queja dando gritos escandalosos.
Arriero 2- ¡Auch! Dejadme en paz… ¡Socorredme! ¡El loco me está atacando!
Narrador 3- Al ruido acudió toda la gente de la venta, y entre ellos el ventero.
Narrador 2- Los compañeros de los heridos, comenzaron desde lejos a aventar piedras sobre don Quijote.
Narrador 3- Quien no se apartaba de la pila, para no desamparar las armas.
Narrador 1- Le cayó una lluvia de piedras al pobre.
Don Quijote- ¡Alevosos! ¡Traidores! ¡Canallas¡ ¡Malandrines!
Don Quijote- Tirad, llegad, venid, y ofendedme en cuanto pudieres; vosotros veréis el pago que lleváis de vuestra sandez y demasía.
Ventero- Déjenlo, deténganse, ya les había dicho como era loco, y que por loco se libraría, aunque los matase a todos.
Los arrieros se detienen con las palabras del ventero. Recojen a los heridos y salen de escena.
Narrador 2- El arriero determinó abreviar y darle la negra orden de caballería luego, antes que otra desgracia sucediese.